Además de Hemingway, ¿qué otras firmas escribieron obras y artículos marcados por la Guerra Española?

Mario Hernández y José Fernández vuelven al Barrio, tras el éxito de la pieza que le dedicaron a Clara Campoamor, con un monólogo en torno a los textos que escribió Hemingway estando en Madrid durante la Guerra Española del 36. Pero, ¿qué más artistas extranjeras vinieron a cubrir el conflicto para la prensa, o directamente combatieron en él? ¿Cuáles lo utilizaron en su literatura? Recordamos algunos nombres.

Gabriela Mistral. Fue escritora pero también profesora y diplomática. Ejerció de cónsul de Chile en España entre los años 1933 y 1935. La guerra del 36 detonó en la autora emociones y razones que marcaron para siempre su escritura. Se comprometió especialmente con la infancia.  

Dorothy Parker. Tras su viaje a España en 1937 (estuvo aquí solo unos diez días), la autora estadounidense escribió Soldados de la República, un relato sobre los dilemas morales que se desatan al estallar una guerra. Al volver a Nueva York, recaudó fondos y presidió la Comisión Norteamericana para la Asistencia de la Democracia Española.   

Simone Weil se solidarizó, como George Orwell, Gaston Leval o Albert Camus, con el bando republicano. La carta que le escribió a George Bernanos sobre lo vivido en la guerra española, en la que peleó por conciencia aun siendo pacifista, refleja su combinación de cristianismo y comunismo.

Bertolt Brecht. Escribió Los fusiles de la Sra. Carrar al conocer el ataque de la carretera Málaga-Almería, cuando en febrero de 1937 miles de personas (mujeres, mayores, niñas y niños) fueron víctimas de la aviación y la armada fascista de Mussolini mientras huían del avance de las tropas de Franco.

Graham Greene escribió El agente confidencial en apenas seis semanas, en 1938. En esa época estaba más concentrado en la creación de El poder y la gloria. En esta historia de intriga, el agente D. llega a Dover con el encargo de comprar carbón a particulares ingleses para el gobierno republicano español. 

André Malraux llegó a Madrid en mayo de 1936, dispuesto a defender la República. Se da cuenta muy rápido del desequilibrio de fuerzas en la opinión pública entre la República y las fuerzas franquistas, y decide utilizar los guiones de cine para mostrar a la sociedad, aunque en particular a la estadounidense, lo que está ocurriendo en España. Entonces, ya había sido galardonado con el Premio Goncourt en 1933 por su obra La condición humana, y era un gran defensor de los movimientos revolucionarios y antifascistas. Otra de sus grandes obras, La Esperanza, se ubica en la guerra del 36.

 

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