El 24 de abril de 2019 celebramos, en el Teatro del Barrio, un coloquio que moderó el periodista Jordi Évole y en el que participaron Marcos Hourmann, primer médico condenado en España por eutanasia; David Lorente, hijo de una mujer que solicitó que se le practicase un proceso de muerte digna; Fernando Marín, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD); y Ángel Hernández, que ayudó a morir a su mujer, María José Carrasco, cuando ella estaba en estado terminal tras años sufriendo ELA. Además, hemos acogido en nuestra sala y promovido en gira nacional centenares de funciones de la obra Celebraré mi muerte, sobre la mencionada experiencia de Hourmann.
Dos años y dos meses después, consideramos un triunfo colectivo la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia. Con ella, España pasa a formar parte del reducido grupo de países que da cobertura legal a la muerte digna, con una norma a la que dio luz verde el Congreso el pasado 18 de marzo, y que permitirá solicitar ayuda médica para morir a quienes sufran «una enfermedad grave e incurable» o un «padecimiento grave, crónico e imposibilitante», que afecte a la autonomía y que genere un «sufrimiento físico o psíquico constante e intolerable».
Sin embargo, Ángel Hernández sigue teniendo pendiente un juicio por “cooperación” en el suicidio de su esposa. La Fiscalía pide para él seis meses de prisión, y es un juzgado de Violencia de Género el que ha instruido su causa.
En estos tiempos en los que se confunde el significado de la palabra libertad, desde Teatro del Barrio celebramos esta conquista legislativa, que, paradójicamente, ha sido la razón de vivir de muchas personas. Pero también reclamamos que se anule el juicio contra Ángel Hernández, que no solo sufrió la desprotección y desesperanza del sistema, además del desgarro de ver agonizar a su mujer: además se ha convertido en un ejemplo y un símbolo de valentía por la defensa de la muerte digna.