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Por su condición, el cuerpo de las mujeres durante el envejecimiento está además doblemente estigmatizado, ya que, al ser continuamente representado como objeto erótico que se constituye en la mirada y el placer del otro, está supeditado y contenido a la mera representación, sin importar su propia experiencia de corporalidad y su propio deseo.
Simone de Beauvoir
Cuerpos de la Vejez es el retrato de 5 mujeres mayores que deciden contar su historia de vida a través de sus propios cuerpos. Cuerpos que, por la época que les ha tocado vivir, han sido silenciados y velados durante todas sus etapas, y que, sin embargo, antes de alcanzar su etapa final, reivindican su derecho a aparecer, ser mirados y admirados. Un acto poético, reivindicativo a la par que estético, para devolver la belleza a la vejez y retratar su diversidad, recorriendo su geología dérmica de cerca: sus cicatrices, heridas, arrugas, erosiones y limitaciones, para descubrir sus verdaderos tesoros sedimentados: las sus nuevas posibilidades creativas de su presente.
Un acto poético, reivindicativo a la par que estético, para devolver la belleza a la vejez y retratar su diversidad, recorriendo su geología dérmica de cerca: sus cicatrices, heridas, arrugas, erosiones y limitaciones, para descubrir sus verdaderos tesoros sedimentados: las nuevas posibilidades creativas de su presente.
CONTEXTO:
La vejez ocurre de forma sutil y subjetiva, no aparece de pronto, es una transformación constante que, sin embargo, se manifiesta, en tanto y en cuanto creemos reconocer los signos de lo defectuoso a razón de la mirada que canoniza y determina el cuerpo normativo: arrugas, caída o transformación del pelo, pérdida de tono muscular, acumulación de grasa abdominal, etc. Las tecnologías médicas y la industria estética han declarado la guerra a la muerte, la enfermedad y la vejez, fomentando la fobia y el rechazo social hacia un proceso natural e inevitable del ser humano, capitalizando el proceso final de la vida y convirtiendo a las personas mayores en enfermas físicas y psicológicas por el mero hecho de ser mayores y, a sus cuerpos, en un objeto de explotación de por vida.
Por su condición, las mujeres mayores son doblemente desfavorecidas y sus cuerpos doblemente estigmatizados: La mujer es confinada a ser un cuerpo objetivo, un cuerpo que se circunscribe a su propia representación y en el que los otros encuentran placer. No importa su experiencia de la corporalidad, ni tampoco es ella quien resulta sujeto de deseo (Dulce Suaya, 2015).
En su libro la vejez, Simone de Beauvoir nos recuerda que la vejez es un destino, nos reucerda su diversidad, y que debe entenderse como una nueva etapa, igualmente creativa y potenciadora. Nosotras queremos seguir experimentando qué es ser un cuerpo y, a través de él, abrirnos a las nuevas posibilidades que nos ofrece esta etapa, recuperando el derecho a envejecer.
Participantes: Paloma Sánchez, Fe Ransanz, María Del Carmen Martín, Julia De La Prida y Manuela Gómez, Carmen León, Juli Miranda (ponentes/locutoras) y Lucía Callén (presentadora)
