La cosa se ha puesto triste, muy triste: Chato ha muerto.
Compañero y miembro de La Comuna de presxs, taleguero, superviviente de las torturas y la humillación de aquellos que hoy no nombraremos, Chato Galante era también nuestro compañero y nuestro amigo.
El teatro fue su casa cuando él quiso. Allí le escuchamos y de él aprendimos que la memoria es frágil. Que el tiempo pasa pero el sufrimiento no. Y que el perdón no puede existir si no es desde la justicia, la verdad y la reparación. De él aprendimos también que aún hoy no existen.
Le pedimos favores y él nunca nos dijo que no. Ahora nuestros proyectos quedan truncados y en algún lugar de este teatro que hoy está cerrado, queda el espíritu de las nuevas ideas que esperan tomar forma y contribuir a la recuperación de la memoria. Íbamos a retomar el trabajo muy pronto y seguir celebrando a su lado. Ya no lo haremos con él pero, a pesar de esta desgracia y de esta tristeza que sentimos, prometemos no parar. Por él, por la justicia, la verdad y la reparación.
Ojalá, Chato, que este mundo que ya no podrás ver se vuelva más justo. Ojalá, Chato, que este mundo que has dejado merezca algún día ser vivido. Lucharemos por ello, en tu nombre y en el de tantos y tantas otras.
Te queremos.