Desde que los ultras han tomado el poder en las autonomías y entidades locales se han producido varios casos de cancelación y censura de obras teatrales y películas, como ha denunciando la Plataforma OLA, constituida a raíz de estos atropellos. Para armarnos de argumentos y mantener vivo el pensamiento sobre la libertad artística y de expresión, recomendamos una lista de libros que hemos elaborado con los consejos de Darío Adanti, editor de Revista Mongolia, cuya libertad de expresión también quieren ahogar entidades como Abogados Cristianos a base de denuncias, y a quien tenemos mensualmente en cartel de Teatro del Barrio con su show Mongolity.
Sobre la libertad, de John Stuart Mill, sobre todo el capítulo 2 dedicado a la Libertad de Expresión: este clásico del Liberalismo ya plantea cómo detectar hasta qué punto somos libres de hacer lo que queramos y creamos. Parte de la histórica disputa entre la autoridad y la libertad, y defiende el derecho de cada persona a disentir de la colectividad y denunciar la tiranía de las mayorías.
Libertad de Palabra (Diez principios para un mundo conectado), de Timothy Garton Ash: este periodista e historiador defiende que nunca en la historia de la humanidad hubo mayor oportunidad para la libertad de expresión. Si tenemos acceso a Internet, cualquier persona puede publicar casi cualquier cosa que desee, y potencialmente llegar a una audiencia que se contará por millones de ojos lectores. Y sin embargo, esto tiene su contrapartida: nunca hubo un momento en el que los males de la libertad de expresión fluyeran tan fácilmente a través de las fronteras, en forma de intimidación violenta, violaciones de la privacidad y otros abusos. Basándose en toda una vida dedicada a escribir sobre dictaduras y disidentes, Timothy Garton Ash argumenta que en este mundo tan conectado, que él llama cosmópolis, la forma de combinar libertad y diversidad es tener más pero también mejor libertad de expresión. A través de todas las divisiones culturales, debemos esforzarnos por estar de acuerdo en cómo no estamos de acuerdo. Se basa en un proyecto en línea global en trece idiomas, freespeechdebate.com, realizado en la Universidad de Oxford. Propone un marco para el conflicto civilizado en un mundo en el que todas las personas nos estamos convirtiendo en vecinas.
Ofendiditos: sobre la criminalización de la protesta, de Lucía Lijtamer. ¿Nos invade una oleada de neopuritanismo, autocensura, corrección política y un cambio de paradigma moral, o más bien se está criminalizando la protesta? Este libro sostiene que las verdaderas amenazas a la libertad de expresión no vienen de minorías feministas u ofendidas, sino del poder político y legislativo. Afirma que señalar despectivamente a la persona ofendida no hace sino criminalizar su derecho, nuestro derecho como sociedad, a la protesta.
La libertad del artista, de Víctor J Vázquez Alonso. Las personas que se dedican al arte, al menos desde el Romanticismo, son, por definición, profanadoras naturales del tabú. A veces, incluso en conflicto con la moralidad social, que puede conllevar un conflicto con los límites jurídicos. Frente a estos límites, derivados principalmente de la idea de lo sacrílego o lo obsceno, el artista ha ido conquistando su libertad de crear, su derecho a la irreverencia, dentro de un mundo que, defiende el autor, por ser de ficción o de figuración no puede causar daño. El libro discurre críticamente sobre autobiografías indiscretas, corridas de toros, raperos desalmados, películas que hacen uso de la pornografía o de crímenes reales, grafiteros vandálicos y aquellas vanguardias que, sin proponérselo, sentaron las bases de cómo el arte puede ser subversivo.
Libertad de impresión, de Fernando Muñoz: este libro nació de la batalla entre Revista Mongolia y el matador Ortega Cano. Recopila y analiza los casos más relevantes en los que el humor, la opinión y la protesta se han dado de bruces con la justicia española. Sirve para armarse de argumentos en relación con el debate sobre la falta de libertad que se vive en nuestro país con respecto a la sátira y al humor.
Freemuse es una organización no gubernamental internacional independiente que aboga por la libertad de expresión artística y la diversidad cultural. Publica anualmente informes sobre la libertad artística en el mundo.
La libertad de la pornografía, de Ana Valero. Esta doctora en Derecho Constitucional y profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha aborda en este estudio, en profundidad, la pornografía. La autora emprende un repaso histórico de la pornografía, pero también de las aproximaciones jurídicas y feministas que han existido. Se pregunta si está justificada su prohibición o bien debe quedar amparada por el derecho de libertad de expresión y creación.
BONUS TRACK: LAS NORMAS INFORMALES
Como dicen en mi pueblo. El habla de los pueblos españoles, de Ana Estrada, Beatriz Martín y Carlota de Benito. «Asín», «si me queréis, irse», «eso también ya pienso», laísmos, loísmos, leísmos… Este libro recopila artículos sobre variantes dialectales del español rural: giros, diferentes usos de los verbos o expresiones que ha registrado el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (Coser). Un libro que muestra cómo la forma a menudo arbitraria y elitista que tienen ciertas entidades institucionales de acuñar normas puede acabar estigmatizando y creando connotaciones negativas sobre la cultura popular.