Siete latinas se reúnen en el escenario para denunciar las discriminaciones y abusos de poder machistas, racistas y clasistas que sufren en España por ser mujeres migrantes, así como los episodios de violencia y las vulneraciones de derechos que se han perpetrado contra ellas en España. «Las latinas son…» es una pieza de la compañía Teatro Sin Papeles que estará en cartel del Teatro del Barrio del 8 al 12 de septiembre, y que han creado mujeres migrantes que proceden de diferentes países de Abya Yala (el Continente Americano). Hablamos con Camila Pinzón Mendoza, directora del montaje.
¿Cómo nace la idea de crear Teatro sin Papeles? Las conversaciones sobre la realidad de las personas migrantes en España eran recurrentes dentro de un grupo de personas cercanas y amigas que trabajamos en lo social, en especial con la población migrante proveniente de África subsahariana y Abya Yala. Conocer esta realidad de cerca, bien sea porque varias de nosotras mismas somos migrantes o porque trabajamos directamente con el colectivo, nos ha llevado a entender que debemos trabajar activamente para eliminar la vulneración de derechos, las injusticias y las desigualdades que son obligadas a vivir personas inmigrantes, mujeres en situación precaria por motivos de raza/origen, género y clase. El teatro social ya era parte de la vida de algunas de nosotras, por lo que vimos claro trabajar desde el teatro como herramienta de cambio social, teniendo claro que las protagonistas, quienes visibilizan realidades y crean discursos, debían ser, imprescindiblemente, quienes viven la experiencia, la opresión y la discriminación en primera persona. Así surgió Teatro Sin Papeles…
En esta obra sois las propias mujeres migrantes las que contáis vuestra historia. Es importante que seáis vosotras quienes la contéis, ¿verdad?
Es absolutamente imprescindible que seamos nosotras mismas quienes contemos nuestra propia historia. Llevamos décadas siendo invisibilizadas o contadas por personas ajenas a nuestra realidades, y esto además de ser un discurso incorrecto es racista y colonial. Creencias de lo que creen que somos, de lo que creen que pensamos, de lo que creen que hacemos; es decir, de lo que no somos. Lo peligroso es que estas creencias se han consolidado tanto en la sociedad que han terminado creando realidades y determinando realmente nuestras vidas. Por eso, nuestro objetivo es crear nuevas narrativas, desde la visibilización, la reflexión y la denuncia, basadas en la realidad de nuestras vidas dentro de una estructura social que nos oprime, y en este sentido únicamente podemos ser nosotras quienes nos narremos.
¿Por qué el teatro como medio para transmitir vuestra experiencia? El arte es una herramienta insondable de trasformación. El teatro social además de remover fibras también propone, y por ahí va nuestra propuesta…
Las personas españolas, ¿somos racistas? Las personas españolas son racistas al igual que clasistas, sí, como lo somos todas las personas independientemente del país de procedencia. Todas las personas nos hemos educado y desarrollado en un sistema sociopolítico estructuralmente racista, machista y clasista.
¿A qué trampas del sistema se enfrenta una persona migrante cuando
intenta regularizar su situación?
La primera situación con la que se encuentra una persona migrante para regularizarse es el estatus de persona irregular, que directamente las ubica en una situación de vulnerabilidad que las discrimina, las margina y hasta las criminaliza. Empezando con la ley de extranjería del Estado español que somete a la población migrante a una vida administrativa y laboral bastante deplorable, con leyes que son pescadillas que se muerden la cola; por ejemplo, no poder trabajar sin documentación y la forma de conseguir la documentación sea siendo contratada. Otra perla: no poder ejercer tu profesión sin haberla homologado antes, un trámite que dura años y que además no reconoce los sistemas educativos de los países del sur global. Regularizarse es un proceso bastante sufrido; lleno de incertidumbres, demoras, gastos, humillaciones. Tenemos que lidiar con un sistema de citas que a veces deja de funcionar mientras la vida de las persona migrantes continua entre redadas, cies, vallas, fronteras y detenciones por perfil racial.