Proyección de la película LA PLANTA INSOLENTE

Espectáculo pasado

Ficha artística

Frente Antiimperialista Internacionalista

El Foro Contra la Guerra Imperialista y la OTAN, junto con otras organizaciones y personas implicadas en la solidaridad internacionalista y en la denuncia de la guerra imperialista constituyeron, el 2 de diciembre de 2017, el Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI).

“Estamos en guerra”. Con este lema comenzamos desde el Foro, hace más de dos años, a trabajar por todo el territorio tratando de visibilizar una guerra que los medios de comunicación sitúan fuera de nuestra geografía, ocultando nuestra implicación y sus consecuencias.

Sinopsis

Presentación de la película venezolana "La planta insolente", de Román Chalbaud. La película narra la resistencia venezolana a un bloqueo e intento de invasión al que las principales potencias imperialistas de la época sometieron a Venezuela, en 1902, con la excusa de cobrar la deuda fraudulenta que habría contraído con ellas.

Con guión de Luis Britto, la película narra como, en 1902, durante la invasión extranjera, el presidente de Venezuela, Cipriano Castro, alertó al pueblo de que la planta insolente del extranjero había profanado el suelo patrio.

En palabras del propio Luis Britto en su artículo Pare de Sufrir: La Planta insolente, hay que establecer el paralelismo entre las situación de entonces y el bloqueo que hoy sufre la patria Bolivariana:

Venezuela en 1902 estaba bloqueada por las tres potencias imperiales más poderosas. Inglaterra dominaba más de la mitad de la superficie terrestre. Alemania se expandía uniendo los dispersos estados teutónicos, instaurando colonias en África, aliándose con el poderoso Imperio Otomano, que ocupaba lo que ahora es el Medio Oriente. Italia intentaba colonizar el Continente Negro y América. Las tres cercaron nuestros mares con impenetrable muralla de quince acorazados y 15.000 marinos, cañonearon nuestras costas, destruyeron nuestra incipiente marina y saquearon poblaciones. Fácil parecía desmembrar Venezuela y repartirse sus despojos, pero no lo lograron. ¿Por qué?

Todo proyecto progresista avanza valiéndose de las contradicciones entre las potencias dominantes. Nuestra Independencia arrancó aprovechando la riña entre Inglaterra y Francia, en el curso de la cual Bonaparte ocupó España. Cipriano Castro se valió de la pugna entre Estados Unidos, aspirante a la hegemonía hemisférica de la doctrina Monroe, y las potencias europeas, que intentaban recolonizar América Latina y el Caribe. El coloso del Norte obligó a los reclamantes a retirarse y a revisar sus pretendidas acreencias, que quedaron reducidas a la sexta parte. Pasa un siglo, y el ahora declinante poderío de Estados Unidos colide con la fuerza militar de Rusia y el predominio económico de China. El posible veto de ambas en el Consejo de Seguridad de la ONU ha impedido hasta ahora una intervención militar directa y abierta en contra nuestra. Valgámonos sabiamente de esta confrontación, sin subordinarnos a ninguna de sus partes.

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Todo proyecto progresista resiste en la medida en que logre unificarse. Con su retumbante proclama “La Planta Insolente del Extranjero ha profanado el suelo sagrado de la Patria”, Cipriano Castro convocó cien mil voluntarios a defenderla: entre ellos al pacífico doctor José Gregorio Hernández. Imbatibles en el mar, las tripulaciones agresoras habrían sido barridas al poner planta insolente en tierra. Hoy, quienes proyectan invadir Venezuela buscan escindirla valiéndose de paramilitares foráneos, terroristas vernáculos, políticos apátridas, empresarios sin conciencia nacional, movimientos étnicos separatistas y supuestos revolucionarios que apoyan políticas neoliberales. La unidad cívico militar ha impedido hasta el presente la fragmentación que allanaría el camino a la intervención extranjera. Unámonos todavía más. A todos los países extiende Venezuela la mano de la amistad: a ninguno le tolerará una planta insolente que profane el sagrado suelo de la Patria.

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