En la categoría muy poco habitual de Teatro Ecologista, pasa por la cartelera de Teatro del Barrio Excalibur y otras historias de animales muertos. A modo de documental con marionetas representado en tiempo real, se presentan la oveja Dolly y Laika, desde unos código de humor negro radical al más puro estilo South Park.
¿Qué nos vamos a encontrar en el montaje de Excalibur y otras historias de animales muertos?
La obra se plantea como un late Night Show. Un programa de televisión realizado en directo. Todo el tiempo el público puede observar en la pantalla cómo está quedando el programa, y simultáneamente, observar el plató donde se realiza. Hoy, la oveja Dolly, presentadora del programa, y su querida compañera Laika, la perra Del Espacio, entrevistarán a animales asesinados a manos de farmacéuticas durante las epidemias del ébola, la gripe aviar, las vacas locas, y el Ántrax.
¿A qué se parece y a qué no se parece?
Tenemos muchos referentes de compañías y artistas que nos encantan. A nosotras nos motiva hacer el teatro que nos gustaría ver, tanto por estética, como por contenido. Mamamos de estímulos de Rímini Protokoll, Agrupación Señor Serrano, El Conde de Torrefiel, Pont Flotant… un montón de compañías que hacen cosas preciosas y brutales que al verlas te encienden las ganas de seguir creando.
Mezcláis un montón de lenguajes. ¿Cómo ha sido el proceso de creación, en resumidas cuentas?
Complicado, no lo podemos negar. Nos aburrimos repitiendo técnicas y herramientas, así que cada vez que queremos contar una historia nueva, intentamos buscar qué cosas no sabemos hacer, e intentar descubrir lo que queremos contar con este nuevo dispositivo. En el caso de Excalibur y otras historias de animales muertos, fue la realización en directo, y las marionetas.
¿Es un montaje premonitorio sobre la pandemia?
No teníamos ni idea. Nosotras queríamos hablar sobre el miedo, más concretamente, sobre las políticas del miedo. Sobre la manera que tiene el gobierno de camuflar las verdades. Reírnos de cómo nos creemos todo lo que nos enseñan en televisión…. Y una cosa llevó a la otra. Estábamos contando esta historia conspiranoica en el momento que explotó la pandemia, y la realidad superaba a la “ficción”.
¿Es el humor negro el territorio cómico donde mejor os sentís? ¿Qué os permite?
Es cierto que el público se suele reír en nuestros espectáculos, y eso nos alegra mucho, creemos que hace mucha falta.
Paralelamente, sí, nos gusta reírnos de la muerte y de las cosas que en principio deberían asustarnos, y que probablemente nos asusten. Pero esa Pincelada de humor negro viene dada sobre todo por jugar desde el universo de los bufones. Solemos trabajar con personajes que están muy apartados de la sociedad. Seres muy liminales. En este caso, animales muertos. Nos encanta saber que con ellos, podemos decir lo que queramos, que el público jamás les toma en serio. Eso si… aunque no le escuchen, el bufón del rey suelta verdades como puños.